Perfil del donante

Rubén Zari

MIEMBRO DESDE 1992
ATWATER LARCHMONT TILA PASS LODGE No 614
DONANTE DEL CÍRCULO DEL GRAN MAESTRO

Por Justin Japitana

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Francmasón de California: Llevas más de 20 años en la fraternidad. ¿Qué te ha mantenido tan comprometido?
Rubén Zari: Realmente disfruto de la compañía y la hermandad. Me da la oportunidad de encontrar verdaderas amistades con personas que comparten los mismos valores e intereses que yo. Mi interés en el ritual también me da la oportunidad de conocer y guiar a nuevos miembros.

CFM: ¿Cómo conoció la masonería por primera vez?
RZ: me uní De Molay en 1975 y fui elegido consejero junior antes de que mi familia llegara a los Estados Unidos en 1979. Mi padre era maestro de su logia en Filipinas; mi hermana es miembro mayoritario de Arco iris para niñas y uno de mis hermanos es un DeMolay senior.

CFM: ¿Cómo ha impactado la Masonería en tu vida?
RZ: Proveniente de una familia muy familiarizada con la masonería, la práctica de dar me fue inculcada desde muy temprano. He aprendido a través de la Masonería—así como a través de mi fe—sobre la importancia de brindar ayuda y consuelo a los menos afortunados. Estoy orgulloso de decir que mis creencias personales se alinean con las Fundación Masónica de California. Durante mis nueve años como fideicomisario de la Fundación, conocí a muchos miembros apasionados que compartieron conmigo sus ideas sobre cómo dar.

CFM: ¿Puedes contarme sobre tu línea de trabajo?
RZ: Me jubilé del Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles como especialista principal en servicios públicos. Parte de mi responsabilidad era ayudar a promover programas de conservación de electricidad y agua. De hecho, he trabajado con masones como clientes y, afortunadamente, encuentro que son pacientes y
comprensión.

CFM: Todavía estás involucrado con las órdenes juveniles masónicas. ¿Me puede decir más sobre eso?
RZ: Actualmente soy el padre del capítulo de Atwater DeMolay y guardián asociado de Bethel de Betel № 43 en Los Ángeles. Recuerdo que en 1999, cuando yo era maestro de la logia, mi hija de cuatro años entró justo cuando estaba a punto de poner el mazo en labor de parto. Así que bajé las escaleras, la abracé y la saqué de la cabaña con el sombrero de mi amo puesto. Años más tarde, cuando ella era miembro de Betel № 43, estuve allí con ella cuando fue testigo de la formación de la cruz por primera vez. Fue todo un momento.

Fotografía de:
brandon trodick

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